Voluntariado en Nepal
Turismo frente a voluntariado en Nepal
Nepal es reconocido por albergar la mayoría de los picos más emblemáticos del Himalaya en su territorio. Desde que abrió sus puertas al turismo a finales de los años 50, alpinistas de todo el mundo han viajado hasta este país con el desafío de conquistar el Everest o explorar los Annapurnas.
Este auge turístico se refleja en la elevada presencia de tiendas especializadas en artículos de montaña en Thamel, el bullicioso barrio turístico de Katmandú, donde convergen viajeros de todo el mundo.
Con el tiempo, Nepal ha ampliado su oferta turística para atraer visitantes interesados en explorar lugares emblemáticos como Lumbini (cuna del Buda), así como a entusiastas del trekking.
Por su parte, el voluntariado es una práctica más reciente en el país. Puesto que lugares como África o India canalizan buena parte del flujo solidario, no son demasiadas las ONGs que desempeñan acciones humanitarias y de cooperación en el país conocido como “el techo del mundo”.
En las décadas de los 80 y 90, con el creciente interés por Oriente, algunas personas decidieron dejarlo todo para establecerse en Nepal y contribuir al desarrollo del país. Victòria Subirana, una maestra catalana, destacó entre ellos al fundar una escuela en Katmandú en los 90. Su historia, narrada en el libro "Una maestra en Katmandú", se convirtió en una inspiración para otros cooperantes españoles.
Tras el ejemplo de Subirana, muchos siguieron su estela y pusieron en marcha iniciativas similares.
A tener en cuenta a la hora de hacer un voluntariado…
En el ámbito de la cooperación internacional, existen diversas organizaciones que operan a diferentes escalas, desde grandes ONGs con proyectos globales hasta pequeñas iniciativas locales.
Hay organizaciones que ofrecen como voluntariado lo que en realidad son unas “vacaciones solidarias”. Cuando relatan su proyecto, muestran videos con antiguos voluntarios disfrutando de ir en lancha por una costa africana, acampando en el campo base del Everest o caminando por una jungla de India.
No hay nada de malo en querer vivir una experiencia, conocer una nueva cultura, visitar emplazamientos cercanos al lugar del proyecto en algún momento o disfrutar de tu trabajo como voluntario, por supuesto. Está genial y es compatible con lo que estás haciendo. El problema es cuando una organización pone el foco en eso a costa del proyecto, y se puede detectar en como lo enfocan desde sus medios para atraer voluntarios.
Debes tener en cuenta que tu trabajo va a tener un impacto directo sobre más variables de las que puedes percibir en un primer momento. Si no eres responsable, tu labor puede perjudicar más que beneficiar.
Por otro lado, la organización en cuestión ha recaudado fondos con mucho esfuerzo. Donantes anónimos han puesto su confianza en un proyecto con su dinero. Si el voluntario no da el 100%, es un dinero que no se aprovecha como debería, y no es nada fácil poner en marcha un proyecto y llevarlo a buen puerto. ¡Sé profesional!
Por último, una experiencia así normalmente es transformadora, te marca y te puede aportar cosas que no esperabas, pero un voluntariado no es un viaje de autodescubrimiento ni una terapia. Eres tú quien, con su acción, va a generar un impacto transformador y positivo en la vida de las personas beneficiarias, o en la naturaleza de un lugar, si tu trabajo es sobre el medioambiente.
Teniendo todo esto claro, si de verdad estás comprometido y honestamente puedes aportar mediante un voluntariado, busca una organización fiable con un proyecto que te motive, prepara el macuto y corre al aeropuerto. Si no, hay muchas otras formas de echar un cable😉